Una adicción que casi acaba en tragedia. El caso del cantante Santiago «Chano»
Las drogas son valoradas como un refugio que aporta tranquilidad para cualquier drogadicto que se encuentra inmerso en un periodo de abstinencia, pero en realidad son una fuente de conflicto que puede ser origen de situaciones en las que se ponga en peligro su vida.
En el confuso relato de lo que le sucedió el año pasado 2021, al cantante argentino Santiago «Chano», se mezclan el consumo de drogas, una fase psicótica o de extrema agitación psicomotriz, y el disparo de un policía que después de atender una llamada en la que se comunicaba que se estaba viviendo una escena violenta en una vivienda, se personó en el lugar y puso fin a ese episodio disparándole en el estómago al cantante. No parece una solución muy razonable la que puso en práctica este policía aunque hay que tener en cuenta que la misma llamada requiriendo su presencia estaba fuera de lugar, pues lo que sucedía estaba relacionado con una persona que necesitaba asistencia médica especializada para atender sus trastornos.
Según algunos medios el cantante se abalanzó sobre el policía con un cuchillo, cuando éste intentaba reducirlo. En mitad de esa situación el disparo puede parecer inevitable para impedir una tragedia aún mayor, y puede que sucediese de esta manera, pero al mismo tiempo nos deberíamos de plantear cómo se ha llegado a esa situación extrema en la que se puede plantear como solución inevitable la respuesta violenta del agente del orden.
En este incidente encontramos una serie avisos que nos deberían de alertar para que de ninguna manera permitiésemos llegar a una situación similar.
Si dejamos avanzar una adicción, la tragedia puede ser inevitable
- Cuando dejamos que avance una adicción, la persona afectada solo podrá dar por seguro que su vida empeorará debido a su dependencia.
- Las drogas solo van a ofrecer aparentes soluciones temporales para salir del síndrome de abstinencia, de ahí que se genere dependencia, mientras se gestan problemas mayores que llegarán sin tardar demasiado tiempo.
- En mitad de una fase de abstinencia nada de lo que sucede podrá ser visto como normal por alguien ajeno a la historia previa. Por lo tanto, no podemos valorar lo que le sucede a un dependiente de la misma manera que si no existiese el consumo de ningún tipo de droga. Por esa razón no podemos negar la adicción.
- Los profesionales que pueden solucionar una adicción no son los policías. Solucionar un problema no es equivalente a liquidarlo, pues hace falta un regreso progresivo a la vida normal. Lo que tuvo que vivir Chano puede parecer demasiado cruel, y de hecho lo fue, pues la persona afectada es víctima día tras día de su dependencia. Una crueldad similar llegará con la pérdida de su trabajo, los problemas familiares, la pérdida de amistades, los problemas económicos…
- Con un ingreso en un centro para el tratamiento de las adicciones logramos ponerle fin a tiempo a todo lo malo que está por llegar debido a la adicción.
La falsa sensación de que se puede controlar la adicción
¿De qué manera se puede tener control sobre una adicción de la cual no podemos librarnos? Ese es el autoengaño del adicto que no puede prescindir de las sustancias que están condicionando su vida. A lo largo del día se dan diferentes justificaciones de por qué se vuelve a beber, o por qué un porro más no hace daño, o por qué con determinada droga puede conseguir la tranquilidad necesaria en ese momento… son justificaciones que no dejan de repetirse intentando normalidad el consumo. Sin embargo, llega un momento en el que eso que se pretende justificar empieza a causar daños evidentes que no hay manera de hacerlos pasar por algo deseable.
La pérdida del trabajo o una cardiopatía, los problemas económicos o el mal funcionamiento del hígado, demuestran que nunca se tuvo el control de la situación, sino que se consideró irremediable que en algún momento apareciesen efectos indeseables del consumo de drogas.
Fue justamente uno de esos momentos el que situó a Chano frente a un policía que terminó disparándole.