Entrevista revista Yo Dona
MODA PSICO
Una demandante delgada es una demandante ganadora, El jurado popular, si sigue la tendencia del que protagonizó un análisis publicado en el Official Journal of the Asia Oceania Obesity Association for the Study of Obesity en 2013, estimará que sus razones son más nobles, más justas, más honestas, que las de aquella que roce el sobrepeso. Cuando los allí reunidos examinaron las intervenciones de las demandantes en un accidente a la salida del
gimnasio, de un restaurante de comida rápida o de un centro comercial, el aspecto físico, concluyeron los autores del estudio, modificaba la percepción general de la responsabilidad sobre los actos juzgados,
La talla serpentea en la conciencia y se convierte en atenuante, Se transforma, según los movimientos antigordofóbicos de internet, en una ventaja discreta y poderosa: el skinny privilige, es decir, el privilegio de la delgadez, El término, en su aplicación sartorial, flota por la red desde hace ya medio lustro, Encabeza las fotografías de street style y los posts de Instagram de nombres como el de Lily Rose Depp, Camille Charriére o Alexa Chung. Las combinaciones sartoriales sobre sus cuerpos magros se chinchetean en Pinterest y alaban su carácter juguetón y osado, Se preguntan los usuarios, entonces, si los estilismos con los que posan y pasean son en realidad elegantes y sencillos, estrafalarios y extraordinarios, o si es sólo el privilegio de la delgadez el que las hace parecer la encarnación de la más exquisita extravagancia, de la más natural sencillez, ¿Qué pasaría, plantean en los foros de Reddit, Twitter, Instagram y TikTok, si esa camiseta interior con una flor sobre el pecho combinada con una minifalda rosa y chanclas de plataforma se conjuntaran en una talla 48? ¿Lograría recolectar cumplidos y alabanzas con el mismo entusiasmo? ¿Acabaría el nombre de la portadora en la lista de las mejor vestidas? ¿Aspirarían las firmas de lujo, epítome del elitismo, a asociarse a su imagen?
De acuerdo con un estudio de Real Research Media publicado el pasado año, el 41% de sus encuestados sospechaba que «posiblemente» el skinny privilege facilite la vida de quienes lo ostentan, Un 27% afirmaba, sin vacilación, que las ventajas de la delgadez resultan evidentes y directas, «Desde un punto de vista biologicista», razona Sara Vigo, psicóloga del Centro Arbor de Soto del Real, especializado en trastornos de conducta alimentaria y adicciones, «un cuerpo delgado es uno con un factor de protección ante el desarrollo de numerosas enfermedades, A nivel social, construimos nuestras creencias acerca de las características que poseen las personas que consiguen bienestar individual, reconocimiento y éxito, y, entre esas, la delgadez es una de las consideradas como clave, Por otro lado, las personalidades más inmaduras o vulnerables tienden a la idealización y la obsesión, lo que los lleva a generar determinados pensamientos mágicos, alejados de la realidad, donde proyectan que la receta sencilla para conseguir sentirse felices es la delgadez». Con el cuerpo esbelto sacralizado, las capas de socialización comienzan a
vestirlo, «Uno de los mecanismos más primitivos del cerebro humano es el aprendizaje por asociación de estímulos. Un look puesto en un cuerpo delgado, por su relación con la delgadez, adquiere sus mismas propiedades de validación positiva. Lo podemos observar de forma continuada en la publicidad, donde las marcas relacionan sus productos con estímulos valorados como positivos para aumentar el deseo y la conducta de compra. Cualquier estímulo mostrado en un cuerpo delgado hará que el cerebro, por asociación, traiga toda la cascada de cogniciones sociales positivas relacionadas con este constructo».
Éxito, salud, belleza, suerte, dinero. Aquello que, en ocasiones, parece vertebrar las vidas enmarcadas por flashes, logos y likes. Las de, apunta la historiadora de la moda Silvia Rosés, una élite. «Se olvida que los cánones
de belleza no reflejan a la mayoría de la población. Representan a una minoría. En el siglo XVII se admiraban los cuerpos rubenescos porque había hambrunas y la norma era alimentar primero a los hombres, luego a los niños y después a las mujeres, que solían padecer raquitismo. En el presente el elitismo se conjuga con el capitalismo, que en parte se basa en alimentar la insatisfacción y hacer creer a los consumidores que pueden llegar a ser super- delgados consumiendo unas herramientas. Cuando la mayoría Ilega a la zanahoria que persiguen, el canon cambia: siempre es elitista›. Arropadas por la clase económica, barnizadas por el concepto social más popular del éxito y aureoladas por la delgadez, las combinaciones de prendas rocambolescas se transforman en una excentricidad cosechadora de admiración. «Aunque por el hecho de estar delgada no se es estilosa, ellas están dotadas de deseabilidad›, añade Rosés. «La erótica del poder logra que sean atrayentes».
Para redondear la combinación de beneficios capitaneada por la magritud, se abre paso la moda rápida. Los defectos de sus patrones elaborados de manera masiva se cobijan en la delgadez. Frente a la interpretación contemporánea, parece ser en el cuerpo fino donde la amorfidad de vestidos y chaquetas se diluye con mayor facilidad.
«En la alfombra roja se critica que a las mujeres sin peso normativo no les favorezca un modelito. Cuando se pasó de la ropa hecha a medida al préf-á-po/Yer, pareció alcanzarse una libertad gracias al au-mento de la rapidez y la bajada de los precios. Con el cambio del New Look a la moda joven de los 60, la ropa dejó de ajustarse al cuerpo para que fuera él el que tuviera que acoplarse a unas medidas estandarizadas. El patrón de la fast-fashion no contempla las variaciones dentro de una misma talla. Y desde los años 80, con la industrialización de la moda, ni siquiera la ropa diseñada por las firmas de lujo se ajusta al cuerpo».
El filtro de lo cool se incorpora, entonces, a los ojos. El mamarrachismo transmuta en deseabilidad cuando se ejercita desde la despreocupación económica. •Lo guay», explica la estilista Mónica Ojeda, preside en la originalidad, en la búsqueda de una voz propia cargada de referencias. Ellas, además, tienen los medios para hacerlo y, al mismo tiempo, convertirse en referencia›. El cuerpo delgado observado por las cámaras y ungido por la fama se aplana y queda convertido, así, en el lienzo en el que la sociedad pintarrajea, con sutileza, sus deseos.
EL DISCRETO ENCANTO DE LA MAMARRACHEZ
Un aura de misterio las abriga. Sus estilismos estrafalarios, que parecen haber sido compuestos durante un apagón, se convierten en objeto de deseo. Lo que en un cuerpo con curvas haría arquear las cejas, en ellas recolecta adjetivos de admiración. Lo extravagante es cool! y lo sencillo, elegante. La ropa de las cadenas de moda, sin patrones pulidos, parece brillar sobre sus cuerpos. Gozan del skinny privilege: la ventaja estética de la delgadez. POR CHARO LAGARES