
El cannabis en los jóvenes españoles, puerta de acceso a más tipos de drogas
Recientemente se ha dado a conocer en los medios de comunicación que hasta un 22% de jóvenes con edades comprendidas entre los 14 y 18 años consumieron cannabis en el último mes. Es un dato muy preocupante porque afecta a un sector de la población que puede ser más fácilmente influenciado para que siga con ese consumo o se adentre en otro tipo de drogas que pueden ser mucho más nocivas.
Entre las drogas ilegales probablemente sea el cannabis la que tiene, entre la población española, una mejor aceptación social que ha conducido a que una parte de dicha población esté a favor de convertir en legal su venta. Es cierto que sus efectos, cuando se produce un consumo ocasional no son comparables con los que pueden tener otras drogas. Puede ser el caso de la heroína, que se encuentra en el extremo de peligrosidad y que debido a una sobredosis puede acabar con la vida de una persona. Sin embargo, el cannabis siempre se ha considerado una droga más social, más propia del grupo de amigos, y en ese sentido se ha rebajado su real peligrosidad.
Sin embargo, esta percepción de baja peligrosidad del cannabis es, probablemente, uno de sus mayores peligros.
Cuando un joven se inicia el el consumo de cannabis no accede a esta droga comprándola legalmente sino que tiene que recurrir al mercado ilegal en el que, con total seguridad, le van a estar ofreciendo otro tipo de drogas. Se las ofrecerán la primera vez que compre, y todas las veces que vuelva a comprar. Es posible que siempre rechace lo que le ofrecen, pero también es posible que alguna vez le animen a aceptar un regalo para que pueda conocer otras experiencias. Esto le puede suceder también con los amigos. Un día, algún amigo, se puede presentar con una droga de la que dirá que es completamente segura y que proporciona una experiencia inolvidable. Cuando se es menor de edad, con una voluntad no precisamente entrenada para resistir tentaciones que se presentan de esa manera que enmascara los peligros, es más fácil caer en el error de aceptar.
Por lo tanto, dar ese paso al consumo de cannabis, incluso cuando solo se está accediendo a él de manera ocasional, incrementa el riesgo de los jóvenes para terminar probando otras drogas.
Sabemos que el consumo de drogas comienza a una edad temprana. En el caso del tabaco y del alcohol, por lo general sucede en torno a los 16 años. El cannabis ya hemos visto que puede consumirse en un porcentaje inaceptablemente elevado entre los 14 y 18 años.
Pues bien, el uso de estimulantes como la cocaína, el LSD, las anfetaminas, diferentes drogas alucinógenas, y la heroína, comienza en torno a los 21 años. Esto quiere decir que si alguien se inicia en el consumo de drogas en su adolescencia va a tener mucho más fácil que continúe con otras sustancias nuevas en los siguientes años, de ahí que en dos o tres años puede haber dado el salto al consumo de drogas más peligrosas, aunque todas van a resultar perjudiciales.
En Centro Árbor aconsejamos que la adicción al cannabis se solucione en la primera fase de acercamiento a esta droga, o por lo menos lo antes posible, porque esto va a asegurar una más fácil superación de esa adicción, y al mismo tiempo ese acontecimiento va a ser una clara señal para el joven adicto para que entienda que llegar más lejos en el consumo de otras drogas puede ser un error muy grave, que puede no solo deteriorar su salud sino también destruir su vida social o familiar.
Para esta adicción al cannabis tenemos una terapia muy eficaz, en régimen interno en nuestro centro, que permite unos porcentajes de éxito muy elevados.